... Asusta. La ausencia de esperanza asusta. Desconocer la búsqueda. Estar perdidos. Vagabundos de nuestros sentimientos; sentimientos vagabundos en nosotros que buscan un alma a la que entregarse, cansados de no echar raíces, de no poder crecer.
... Miro al cielo y pregunto o mejor... miro al cielo y grito: “¡Misterio vestido de falta de certeza!” Pregunto luego para mis adentros en casi un silencio: “¿Quién eres?... No te temo, aquí estoy, solo y asustado”. Mi cobardía se tornó sustento... El niño pasó cerca y tirando de mi mano me despertó. “¡He nacido!”
Lo que para nosotros es el nacimiento, es la muerte en otra vida y la nuestra empieza sepultando otra. Todo empieza y todo acaba, nada empieza y nada acaba. Todo es la misma cosa, no hay distinciones; en nuestra percepción está el error. La realidad, la única que existe y no la nuestra, es diferente.
Me he detenido. Ya no avanzo. Siento vértigo. El suelo sigue pasando bajo mis pies. Mi voluntad no afecta al universo ni en su mínima esencia. O eso siento yo... ¿Podremos recuperarnos algún día? ¿Estamos heridos de muerte?... La multitud es droga, el individuo..
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