lunes, 6 de agosto de 2012


-Es importante hacerlo. Quiero que me relates tu último optimismo. Yo te ofrezco mi última confianza. 

-La esperanza tan dulce, tan pulida, tan triste, la promesa tan leve no me sirve.

-Aunque sea un trueque mínimo, debemos cotejarnos.

- No me sirve tan mansa la esperanza, la rabia tan sumisa, tan débil, tan humilde. El furor tan prudente no me sirve. No me sirve tan sabia, tanta rabia.

-Estás sola, estoy solo; por algo somos prójimos. La soledad también puede ser una llama.  

-No me quieras, por favor, no me quieras, no me quieras, no me quieras...

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