CONTRA LA COHERENCIA
Suicidas a domicilio.
Quién no ha subido nunca a la cornisa de las cosas imposibles. Quién no ha palpado
jamás el vacío de un por qué no. Quién no ha sentido el precipicio de las cosas
que algún día juró no hacer. Quién no se ha visto en el espejo de un me da
miedo, de un ya nos veremos, de un quédate hoy. Que levanten la mano y escondan
la piedra. Que madruguen si les ayuda, que dios les pille confesaos.
Estas letras miopes sobre líneas retorcidas quieren rendir mi humilde
homenaje a todos aquellos que alguna vez se han dejado la piel por dejarse
llevar, a todos los que mandaron su razón a la mierda y lo hicieron de todo
corazón, a los que ya no encuentran porque se lo han buscado, a los que
prefieren vivir de esta manera antes que irse muriendo de cualquier otra, a los
que eligen desterrarse de toda estabilidad y exiliarse de cualquier cosa
parecida a la comodidad. Hedonistas por encargo, suicidas a domicilio,
inquietos por vocación. Un ole para todos y cada uno de ellos. Un aplauso de
parte de cada uno de mis poros.
A estos inadaptados emocionales sólo les mueve lo que realmente les mueve, sólo
lo sienten si no se les hace sentir. Rechazan la continuidad como valor
supremo y absoluto, absurda ley que postula que las cosas, con el tiempo, no
hacen más que mejorar. enriquecerse y madurar.
Y eso, para los que hacen negocio vendiéndonos un futuro mejor, resulta
particularmente incómodo. Iglesia, Estado y grandes corporaciones se enriquecen
a base de endiñarnos un mañana muchísimo más prometedor que este ahora, el
único que realmente nos pertenece. De ahí que haya que sedarnos con mentiras
tan vendibles y eternas como sacrificio, esfuerzo, inversión, pensiones y vida
eterna. El sudor de tu frente, el valor del contribuyente, porque tú lo vales.
Toma, tú vete haciendo tus insignificantes planes para ser feliz el día de
mañana, no se te vaya a ocurrir intentarlo a día de hoy, que eso no computa, no
cotiza y lo que es peor, no renta.
Malos tiempos para ser incoherente, impulsivo, espontáneo. No es muy maduro eso
de llevarse la contraria a uno mismo. No queda bien intuir en lugar de razonar.
No parece inteligente tener corazonadas y sentir en consecuencia.
Siempre aparece una Wendy Pan dispuesta a recordarte que igual Nunca Jamás
valió la pena. Siempre hay una mirada condescendiente deseándote suerte....
otra vez.
Pues mira, tú haz lo que quieras, pero yo me niego. Me niego a que
conceptos como pasión, taquicardia y enamoramiento, estén mal vistos sólo por
efímeros, transitorios o coyunturales. Me niego a creerme que los que renuncian
a ellos y duran mucho tiempo son más felices, ríen más y sufren menos. Que
tanto descalabro sentimental a nuestro alrededor igual es síntoma de que hay
algo que no funciona. Que el que no engaña, está a punto de hacerlo, y el que
no, es porque le da pereza, y que Barbie hace tanto tiempo ya que no lo hace
con Ken que hasta se le olvida de fabricarse con vagina.
Como alguien escribió alguna vez, cuando habla el corazón es de mala
educación que la razón le contradiga.
Y de muy mal gusto, añadiría.
R.M.
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